Un domingo en la tarde una llamada me alertó sobre la supuesta clonación de una de mis tarjetas de crédito. El hombre que me hablaba me preguntó si estaba en Colombia ya que el banco había detectado una actividad sospechosa. A mi nombre, con un plástico clonado, estaban realizando compras en diversos establecimientos en Miami, Estados Unidos.
Al preguntarme si procedían con el bloqueo de mi tarjeta dudé, colgué y preferí llamar a la línea de atención del banco. En la segunda llamada otro asesor lo confirmó: efectivamente una de mis tarjetas había sido clonada. Fui víctima de phishing o suplantación de identidad, robaron la información de mi tarjeta y realizaron compras por cerca de 400 dólares. Autoricé el bloqueo.
La clonación, al parecer, se dio en alguno de los establecimientos comerciales donde había hecho pagos durante un viaje de vacaciones a la Ciudad del Sol. Miami, conocida por sus playas y sus centros comerciales, es un destino para hacer compras y, por lo tanto, un blanco para que los delincuentes realicen estos fraudes.
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lunes, 30 de mayo de 2016
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